martes, 28 de agosto de 2007

vivir es tan sólo otra manera de morir...

Si lo pensamos profundamente nos damos cuenta que es verdad... Cada momento que pasa estamos más cerca de estirar la pata. Pero no lo tomamos en cuenta. Vivimos pensando que siempre va a haber un mañana. Pasamos nuestros días seguros que tendremos tiempo de arreglar las cosas mañana, pero no es así. Nunca lo ha sido. Siempre tenemos cosas en la cabeza, asuntos pendientes. Pero no los resolvemos. Ni siquiera pensamos en resolverlos. No lo hacemos porque estamos seguros que siempre va a haber un mañana. Que siempre habrá una segunda oportunidad para poder hacer las cosas bien. La cagada es que no siempre la hay.

Mañana nos despertamos como siempre, pero va a haber un día en el que no. Va a haber un día en que no vamos a tener más segundas oportunidades. Va a haber un día en el que digamos que realmente desperdiciamos nuestras vidas. Desperdiciamos momentos por el simple hecho de posponerlos. Posponerlos para un mañana. Un mañana incierto, que no sabemos adonde nos puede llevar.

Y así pasamos nuestra vida. Posponiendo. Desperdiciando. Todo eso para morir arrepentidos. Cuántas cosas que siempre quisimos hacer van a estar pendientes a la hora de morir? Podrá ser aquella chica que tanto amabas pero que nunca te atreviste a decirle ni una palabra por miedo a fracasar; podrá ser cualquier cosa.Es por el miedo al fracaso que no nos movemos. Es por las ansias de siempre ganar que actuamos. Salimos al escenario de la vida pensando siempre que va a haber gente aplaudiéndonos, pero no es así.

A veces el teatro de nuestra existencia está vacío y nadie nos aplaude. Nadie nos da la razón.Y por eso fracasamos. Por eso nos frustramos. Por eso no logramos hacer esas cosas que siempre quisimos hacer.Nos guardamos bien adentro las cosas para no sacarlas de allí nunca más. Guardadas las dejamos hasta el momento en que morimos, para que sean los gusanos que nos devoren los que las conozcan.

Y así terminamos,
y así volvemos a empezar.



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